VALOR PRESENTE
Rubén Meraz Figueroa *
“Otra manera de interpretar la información”
En nuestro país, desde hace aproximadamente unos 25 años, el gobierno empezó a mostrar cada vez menos interés en apoyar y fortalecer el sector rural, derivado principalmente por los graves descalabros que sufrían las economías recurrentemente –sexenio tras sexenio- al grado que la inflación de manera implacable erosionó el desarrollo de nuestro país.
Sin embargo, las condiciones del país empezaron a mejorar a partir de 1998, de tal suerte que continua sin mayores tropiezos su desarrollo (más petróleo y mejores precios), pero la atención y apoyo al sector rural se mantiene rezagado pese a su notable atraso.
Es evidente que tuvieron que suceder muchas cosas, tanto en el mundo como en nuestro país, a fin de que el gobierno y el congreso “voltearan” al campo y observaran con sombría preocupación lo que sucedía en una gran parte del territorio, principalmente donde se practica una agricultura y ganadería por pequeños productores rurales en las zonas de temporal, cuya escasa rentabilidad en el desempeño de sus actividades los mantienen al borde de la miseria, generando con ello, una irrisoria productividad y baja competitividad en las actividades que practican.
¿Que fue lo que pasó para que gobierno y congreso despertaran ante los graves problemas que ocurrían en el campo? En nuestro país, en el año anterior, (2011) se presentaron una serie de eventos climáticos: heladas, inundaciones, ciclones y prolongadas sequías que prácticamente arrasaron con la producción agrícola y la falta de agua y forrajes continua devastando la población ganadera, principalmente la ganadería bovina.
Resulta elemental considerar, que en otras regiones del mundo la demanda por comida cada vez es mayor y de creciente importancia, principalmente en el oriente, en países como: China y la India. Tal situación está provocando que los precios de los alimentos y materias primas agropecuarias se estén incrementando a nivel mundial, orillando a países importadores de comida a hacer cada vez más onerosas sus importaciones, (tal es el caso de nuestro país).
VALOR FUTURO
En el Estado de Sinaloa, debido a los problemas por heladas y la falta de agua para riego en los valles agrícolas se producirán en el ciclo agrícola 2011-2012 alrededor de unas dos millones de toneladas de maíz blanco, mientras que en ciclos anteriores la producción era de cinco millones de toneladas.
Por lo que respecta a la ganadería, hace unos diez años se contaba con un hato de 1’350 mil cabezas, actualmente se considera que existe un poco menos de un millón de cabezas de ganado bovino, la población ganadera disminuyó un 26%, cerca de 400 mil cabezas menos. La Unión Ganadera Regional de Sinaloa (UGRS), cuenta en sus registro con 45 mil ganaderos, el 80% son ganaderos que poseen entre 15 y 40 cabezas en sus pequeños hatos. Si esto es así, en diez años se salieron en promedio de la actividad ganadera 16 mil pequeños productores (400,000 cabezas/25 cabezas por ganadero). Para donde se fueron, ¿que pasó con ellos?
Resulta elemental aplaudir, que por la información que empieza a “salir”, el gobierno federal destinara cuantiosas cantidades de recursos financieros al sector rural, principalmente a regiones marginadas, pero sin dejar de atender otros niveles de desarrollo de la agricultura.
Ante esta vital oportunidad que seguramente se presentará, considero necesario sugerir lo siguiente: si bien los recursos se aplicarán previo proyecto bien elaborado y plenamente justificado; los productores que se beneficiarán con su aplicación, antes que nada deben ser capacitados apropiadamente, a objeto que logren alcanzar una preparación que les permita distinguir que es lo que quieren y como deben hacerlo, para que las acciones que se implanten se fortalezcan en el tiempo; para ello el “acompañamiento” es importante y necesariamente debe ser permanente, efectuado por gente que a su vez recibirá continuamente la capacitación apropiada; en caso de que esto no suceda, sin duda se seguirá haciendo lo que se ha hecho siempre, fundamentar el desviar los recursos y sustituir a las administraciones que los mismos productores proponen, para finalmente acabar con las empresas en lugar de vigorizarlas en la medida que el tiempo pasa.
Los pequeños productores deben saber con certeza qué es lo que quieren, por qué quieren desarrollar tal actividad, como se van enfrentar a los mercados, de que manera les llegará la tecnología que requieren, que estrategias utilizarán para disminuir los costos de producción y llegar a mejores razonamientos para orientar sus procesos rumbo al éxito, entre otros conceptos primordiales.
Resulta evidente que los apoyos son definitivos; sin embargo, su aplicación debe también ser bien fundamentada a fin de que el éxito se alcance. Para lograr lo anterior, también será fundamental la manera de cómo se “arropen” del proyecto, la calidad del acompañamiento y el adiestramiento previo que reciban.
Los recursos que se destinen, sugeridamente deben ser aplicados principalmente en la construcción de infraestructura apropiada y suficiente, promover nuevas formas de organización que mejoren las condiciones de producción (reducción de costos, calidad de productos, nuevos productos y otros mercados) e insistir y facilitar los medios a fin de que incrementen y apliquen innovaciones en las actividades empresariales.
Buena suerte al gobierno responsable, encargado de promover y ejecutar acciones que sirvan para impulsar el desarrollo de pequeños productores de las comunidades rurales de nuestro Estado, así como la atención a organizaciones de productores de los valles agrícolas;
Agro negocios: proyectos y financiación*
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